PININFARINA (1930...)



Battista Pininfarina no habría imaginado nunca la fama que su casa de diseño ha adquirido con el paso de los años, y es que en complicidad especialmente con Ferrari, Pininfarina ha lanzado al mercado modelos salidos de una imaginación muy difíciles de igualar.

Todo empezó en un modesto taller que Battista abrió con su hermano llamado Stabilimenti Farina (Farina es el apellido original). Despues de colaborar con algunas casas de renombre en Italia, Pinin (su sobrenombre) se independizó en 1930 para instalarse en Turín. En esa provincia abrió la Carrozzeria Pinin Farina. Como su nombre indica, el taller se dedicaba exclusivamente a la creación de chasis, dejando para los grandes fabricantes la parte interna. La buena calidad de sus obras hizo que el negocio creciera rápidamente y hacia finales de los años 30 era uno de los principales carroceros de Europa.

El estallido de la Segunda Guerra Mundial, aunque frenó la expansión, no la cesó del todo. Tras resurgir después de un pavoroso incendio que casi acaba con la fábrica, en 1947 reabre sus puertas para cumplir con los innumerables pedidos que se le habían acumulado.

En los años 50, ya producía chasis para el mercado norteamericano, y afianza su posición en el europeo, al colaborar en la creación del Alfa Romeo Giulietta Spider y del Peugeot 404. En ese tiempo, establece una alianza de colaboración con Ferrari, del cual con el tiempo sería su principal cliente y proveedor de tecnología. El primer automóvil producido con la casa de Maranello fue el 212 Inter en 1952.

Durante los años 50, la carrocera, ofreció al Mundo modelos extraordinarios, como el Ferrari 250 Testarossa o el Lancia Aurelia.

En 1961, apodo y apellido se unen para Battista, cuando el presidente de Italia le da el visto bueno para que cambie su apellido por Pininfarina. Del mismo modo, el nuevo nombre de la casa sería Pininfarina S.P.A. Battista se retira del negocio y lo deja al mando de su hijo Sergio y de su yerno Renzo Carli, el cual logra un contrato de colaboración con Chevrolet, del cual nace el fabuloso Corvette. Con la muerte de Battista Pininfarina en 1966, Sergio automáticamente se convierte en el presidente de la empresa.

El Jaguar XJS, el Ferrari Daytona y el FIAT 130 Coupé son algunas de las joyas que la casa ofreció a finales de los 60 y principios de los 70.

Por aquel entonces, la carrocera ya contaba con centros de estudios, investigación, cálculo y diseño, con capacidad ya no sólo para crear chasis, sino de fabricar automóviles completos con materiales propios.

Como consecuencia de esto, la empresa cambia nuevamente de nombre en 1979, esta vez por la Industrie Pininfarina S.P.A. En la siguiente década, abre una filial en San Giorgio Cavanese.

Su colaboración se extiende hacia Cadillac, FIAT, Lancia, Alfa Romeo, Peugeot, Rolls Royce, Bentley, Jaguar, Honda, Audi, GM, Daewoo, Mitsubishi y obviamente Ferrari; del cual produce joyas como el F40, Testarossa, 456 GT, 355 Berlinetta, F50, 550 Maranello, 550 Barchetta y el 360 Módena.

Hoy por hoy la empresa trabaja con la tercera generación de carroceros: Andrea, Lorenza y Paolo, todos ellos nietos de Battista Pininfarina. En definitiva, se trata de una de las más importantes casas de diseño de la historia del automóvil, si no la más importante.