MUNTZ - (1.949 - 1.954)



Uno de los vendedores de coches usados más famosos del mundo fue sin duda Earl Muntz, también conocido como "Mad Man" (El hombre loco). Earl Muntz empezó su triunfal carrera en el estado de Illinois a mediados de 1930.

Con una gran visión comercial, Muntz, decidió trasladar sus negocios a Glendale, California a principios de 1940 donde inició una de las más exitosas campañas publicitarias en el mundo de los negocios. También tuvo la gran suerte de encontrarse en el lugar adecuado y en el momento adecuado en 1941. Durante los años de la guerra, Earl se convirtió en el concesionario y vendedor de coches usados más grande y exitoso del mundo.

Tras triunfar día tras día, en 1947 adquirió la franquicia de los coches Kaiser-Frazer en Estados Unidos y logro vender durante ese año, $72 millones de dólares entre coches nuevos y usados. Vendió 22.000 coches nuevos Kaiser-Frazer, algo impresionante, si tenemos en cuenta que la producción total de la Kaiser-Frazer era de 147.000 unidades, ¡Una proporción de 1 de cada 7 coches producidos!

A finales de la década, Earl Munts mantenía serios desacuerdos y discordias con Henry Kaizer y decidió fabricar su propio coche. La suerte lo acompaño casi inmediatamente pues a principios de 1950 vió un anuncio en un periódico en el que un hombre llamado Frank Kurtis ponía a la venta un Lincoln.

Kurtis era un fabricante de coches de carreras en Indianápolis, y el coche que Muntz finalmente le compró era un deportivo experimental que Kurtís llevaba años diseñando.

Un bólido deportivo con motor Mercury que logró alcanzar 142,5 millas por hora (aproximadamente 230 kilómetros por hora) durante una milla cronometrada en Daytona Beach en Agosto del mismo año. Earl quedó tan impresionado con el coche y su mecánica que compro la maquinaria para su fabricación, el molde y los activos de la empresa de Kurtís.

El ingeniero Sam Hanks y Kurtís se quedaron con Muntz trabajando en el proyecto para rediseñar el modelo original y ofrecer un producto atractivo y más aceptable que atrayera a un mayor número de compradores, incorporando piezas y componentes de Ford y Cadillac. Así nació el Muntz Jet.

El chasis del prototipo original fue alargado 13 pulgadas creando así espacio para asientos posteriores, y los paneles de aluminio de su carrocería y el capo de fibra de vidrio mantuvieron su peso a niveles mínimos para conseguir un mejor acabado y también garantizar que no sufriera oxidación.

Estos y otros aspectos provocaron que el Muntz Jet fuese un coche muy caro y muy difícil de fabricar. Además, su diseño que era muy parecido al de una bañera invertida o tazón transversal lo convirtió en un coche poco atractivo para el mercado americano y las grandes industrias del sector.

Sus ventas fueron respetables para tratarse de una empresa pequeña que duro hasta que Munts perdió todo el interés a mediados de 1954 y volviese a dedicarse a las ventas de otras marcas. Aunque nunca sabremos con certeza cuantos Muntz fueron fabricados, muchos expertos son de la opinión que llegaron a producirse 394 Jets, de los que se conservan todavía 48.

El Muntz Jet fue un serio intento de fabricación de un coche deportivo americano capaz de competir con los mejores modelos europeos, pero como en casi todos estos increíbles proyectos, subsistió muy poco y quedo en los libros de la historia del automóvil.