MONTIER (Charles Montier) (1.912 - 1.934)



La infancia de Charles Montier

Charles Montier, nació en Nápoles. Hijo de madre italiana y de un herrero francés, pasó su infancia en Richelieu (Indre-et-Loire), localidad francesa en la que su padre, Elie Montier llevaba establecido en 1885.

Elie Montier era un hombre moderno para su época y le gustaba todo lo relacionado con el transporte y especialmente los ferrocarriles. El atractivo de las máquinas de vapor y su influencia lo indujeron a construir un coche propio, y en ese proceso, que duró varios años, participó su hijo Charles. Finalmente el coche fue terminado en 1895 y los resultados de las pruebas fueron bastante satisfactorios. En 1897 Elie Montier decidió comercializar su coche con el nombre de “Voiturette à vapeur système Montier et Gillet”, pero sólo se fabricaría un ejemplar, ya que el espantoso ruido y la “enorme” velocidad de aquel ingenio sin caballos asustaba enormemente a la gente de aquella época, que corría atemorizada a su paso. Su hijo, Charles Montier, tenía 16 años por aquel entonces y llegó a la conclusión de que ese tipo de vehículo a vapor no tendría futuro, ya que el motor de combustión acababa de irrumpir con fuerza en aquellos años.

Su propio negocio en Paris

Tras esa experiencia con su padre, Charles Montier se trasladó a París. A su llegada a la capital, entró a trabajar en “établissements Pinède“ en donde fabricaría una voiturette de 2 plazas. Cuando la firma cerró, montó un pequeño taller en la rue de Charonne y con la ayuda de su padre, empezó a construir sus propios coches. Los primeros modelos estaban equipados con motores “Flat-twin” de fabricación propia y los siguientes con motores monocilíndricos refrigerados por agua. Con uno de estos últimos, participó en algunas carreras. Por aquel entonces, Charles Montier ya estaba inoculado con el virus de la competición.

El excesivo trabajo que representaba construir y comercializar al mismo tiempo y la falta de capacidad para invertir en su pequeña empresa, provocaron que Montier cesara la producción.

La experiencia de Darracq

A su regreso del servicio militar, Charles Montier deseaba entrar a trabajar para un gran fabricante, y no tuvo demasiados problemas para entrar a trabajar en Darracq (ver historia), en Puteaux. Gracias a su talento y a su excepcional habilidad, le fue asignada la tarea de fabricar las delicadas piezas destinadas a los motores de competición.

A principios de 1911, Charles Montier abandonó la fábrica Darracq, y se trasladó a la localidad de Tours, en donde abrió un garaje para la reparación y venta de automóviles. Empezó con representaciones de los coches Silva y Gobron y en 1912 de Ford. Ese mismo año inscribió un Ford de 6hp en el GP de Francia.

La Primera Guerra Mundial (1914-1918)

La llegada de la Primera Guerra Mundial detuvo durante dos años sus negocios en el mundo del automóvil. En 1916, envió a su hermano a su garaje de Tours con planes para convertir el Ford T en tractor agrícola. Esto ocurría tres años antes de la llegada a Francia del Fordson. Fue necesario un año de trabajo para el desarrollo y puesta a punto de tres modelos. Esa fue la primera adaptación que Charles Montier realizaba sobre un Ford T.

El final de la guerra le pilló en el primer regimiento de aviación, y participó en la construcción de ingeniosos dispositivos. Diseñó un tablero luminoso que lleva su nombre, así como una brújula con visión lateral. Tras la desmovilización se quedó en París y ayudado económicamente por su ex teniente que se convirtió en amigo, fundó la empresa de automóviles “Charles Montier & Cie.”. El taller estaba situado en Courbevoie y el local de exposición y ventas en la rue Pierre Charron, a dos pasos de los Campos Elíseos. El taller de pronto se quedó pequeño y fue trasladado a Levallois y más tarde a Asnières. El negocio de Tours quedó en manos de su hermano.

Montier y el Ford T

Charles Montier se había dado cuenta del partido que podía sacarle al Ford T, realizando diversas transformaciones, rebajando el chasis y potenciando el motor. El Ford-Montier se convertiría muy pronto en el favorito en todos los acontecimientos deportivos de la época.

El sistema utilizado por Montier para rebajar el chasis y potenciar el motor del Ford T sería patentado el 15 de septiembre 1921 con el número de patente 541090. Esa transformación requería piezas y radiadores especiales de mayor tamaño que los de serie. Las carrocerías eran construidas por "Weymann". El Ford-Montier podía alcanzar los 100 km/h de velocidad máxima. Para dotar al coche de una frenada eficaz, se introducen frenos de gran diámetro, que posteriormente serían sustituidos por frenos delanteros Perrot. Todas estas transformaciones son realizadas entre los años 1921 y 1923.

Las carreras

El primer coche de carreras fue construido en 1921 y obtuvo su primer gran éxito en la carrera celebrada en Boulogne-sur-Mer. Los 3 km de la carrera fueron recorridos a una velocidad media de 128 Km/h.

En 1922 los Ford-Montier estaban presentes en la mayoría de las competiciones francesas y belgas. Una de las mejores participaciones fue la de Dinant, en Bélgica, en la que el Ford-Montier corrió bajo la lluvia a un promedio de 133 km/h.

Le Mans

1923 fue un año marcado por el Gran Premio de las 24 horas de Le Mans. Charles Montier estaba muy enfadado con la ACF por haberle negado la inscripción de su coche de carreras en el Gran Premio de Tours. Ese año se celebraba la primera edición de las 24 horas de Le Mans, y Charles Montier decidió embarcarse en ese proyecto. El Ford-Montier Special de 2 litros participó con el dorsal 19, y pilotado por Charles Montier y Albert Ouriou, terminando la carrera y clasificándose en el puesto 14. La velocidad máxima obtenida fue de más de 120 km/h, y recorrió una distancia total de 1674,414 Km. a un promedio de 69,769 Km/h.

Al año siguiente, en 1924, Charles Montier y Albert Ourion participaron de nuevo con el dorsal 23, y con el mismo tipo de vehículo, pero con un motor de 3 litros, y frenos montados en la parte delantera. Desafortunadamente la rotura de un pistón le obligó a abandonar durante la noche en la vuelta 40, tras haber recorrido 690,480 Km.

En 1925 los Ford-Montier participaron por última vez en las 24 horas de Le Mans. Con el dorsal 17 y pilotado por Charles Montier y Albert Ourion, el Ford-Montier Special perdió una rueda y tuvo que abandonar en la vuelta 54 tras haber recorrido 932,148 Km. Por la mañana, el director de carrera descalificó el coche por no haber recorrido la distancia mínima requerida.

Un coche nuevo

Entre 1926 y 1928, el negocio continuó, y un nuevo coche denominado Montier-Spéciale vio la luz. Estaba equipado con las últimas mejoras. Carrocería de 2 plazas y frenos delanteros Bordino, 2 carburadores y 2 bujías por cilindro. El motor desarrolla 90 hp, y la velocidad era de 170 Km/h.

En 1927, Charles y su hijo Ferdinand quedaron 9º y 10º respectivamente en la “Coupe de la Commission Sportive”.

Despues del Ford T

1928 fue el último año del Ford T. Charles se especializó en los Ford americanos y en 1930 se construyó un modelo especial basado en un Ford A. Charles Montier continuó competiendo con los Ford A y después con los Ford V8.

En 1933 construyó un Montier Special con dos motores de 4 cilindros en línea de Ford A para crear un 8 cilindros. Este coche fue construido sobre el chasis de un modelo de 1930 y equipado con una carrocería monoplaza y un largo capó.

En 1933, Charles Montier no se pudo clasificar para el GP de la Baule. Ese hecho le llevó a tomar la decisión de retirarse de la competición. El rallye “Juan-les-Pins”, en 1934, fue el último acontecimiento deportivo en el que Charles Montier participaría.

La ingratitud de Ford

En 1934, y a pesar de haber defendido el nombre de Ford en las carreteras y los circuitos durante años, arriesgando incluso su propia vida, Ford no renovó el contrato con Montier como agente distribuidor.

Charles y su hijo Ferdinand entraron a trabajar en una empresa de taxis de París, utilizando uno de los Montier Special hasta la llegada de la Segunda Guerra Mundial.