LORYC (1920-1923)



Fuente:  pacocostas.com 

Don Antonio Ribas (algunas fuentes lo escriben erróneamente con "v") y Rafael de Lacy fueron dos pioneros de la automoción mallorquina, siendo los primeros en importar transportes mecánicos en la isla (concretamente autocamiones de la marca francesa De Dion), a la vez que ostentaban la representación de Talleres Hereter. Cuando recaló en Palma de Mallorca el técnico Alberto Ouvrard, Ribas y Lazy se asociaron con él para la fabricación de sus propios automóviles, naciendo así la Loryc (Lacy, Ouvrard, Ribas y Cía) en 1920.

Ese mismo año comenzó la actividad fabril, siendo estos primeros coches los EHP franceses construidos bajo licencia. Pronto se consiguió nacionalizar la producción, salvo los motores, procedenes de tres casas francesas (EHP, Rugby, y Scap). Las carrocerías se hacían en fábrica, también de tres tipos (abiertas de dos y tres plazas, y cerrado). Las ventas marcaban bien, y pronto la Loryc contaba ya con más de 60 empleados. Como argumento de ventas, Loryc también se inició en competición, logrando magníficos resultados en pruebas tan prestigiosas como la Vuelta a Cataluña, el Trofeo Armangué o la Barcelona-Zaragoza-Barcelona.

Sin embargo, el carácter de los Loryc no era precisamente deportivo; desde el comienzo se trató de ofrecer un coche económico, robusto, sencillo y fiable. Y en estos primeros tiempos la receta funcionó perfectamente. Incluso la firma acudió, en 1922, a la II exposición Internacional del Automóvil de Barcelona, logrando elogiosas críticas. El mismo rey Alfonso XIII se interesó personalmente por la nueva firma nacional, y estuvo un rato charlando con el señor Ribas.

Sin embargo esta prometedora firma comenzó a tener serios problemas a partir de la publicación del Real Decreto de 22/4/22, por el que se liberaba de cargas aduaneras los coches importados, multiplicando en cambio los aranceles de los componentes. A partir de este momento todo fueron problemas para Loryc, puesto que aparte de multiplicarse el precio de los materiales necesarios, estos eran retenidos hasta tres meses en las aduanas. Cuando se ajustó el precio hasta llegar a las 5.000 pesetas (por debajo de coste), un Citroën 5 cv costaba 4.500. Loryc no aguantó mucho, y en 1923 la fábrica cerró sus puertas tras haber fabricado casi un centenar de automóviles. La sociedad fue disuelta poco después, en febrero de 1925.

LORYC COMPETICIÓN 1922

Casi desde los comienzos de su singladura, la mallorquina firma Loryc decidió demostrar sus buenas cualidades batiendo a la competencia en los circuitos. Para estas especiales ocasiones, se montaron motores Scap de cuatro cilindros y más de 1.000 cc, y 35 cv de potencia. Con estos propulsores, los "inofensivos" Loryc se transformaban en "voitures" capaces de rodar a 140 km/h. Su debut en competicíon se produjo en 1922, durante la IV Vuelta a Cataluña, en la que los Loryc coparon los primeros puestos de su categoría. A esta le siguieron otras buenas actuaciones, entre la que hemos de destacar el Gran Premio de ciclecars celebrado en Le Mans (Francia), en el que un Loryc pilotado por Frick Armangué logró el tercer puesto y, además, marcó la vuelta rápida.

Durante la III edición del Trofeo Armangué, en 1923, celebrada en Barcelona, Patricio Satrústegui terminó tercero, tras haber rodado primero durante gran parte de la carrera. Muchas fueron las victorias de los pequeños Loryc, y muchas más las actuciones destacadas que pusieron a la firma mallorquina entre las más destacadas constructoras de "cyclecars". De las unidades de competición dotadas de motor Scap sólo se hicieron cuatro unidades. La carrocería es un torpedo Bateau, realizado por la misma fábrica.