CASTILLA (1861)



En 1861, una empresa de Valladolid, al objeto de experimentar su viabilidad, importó de Inglaterra tres locomóviles a vapor distintos.

Dicha empresa vallisoletana encargó esa importación a uno de sus colaboradores habituales, el ingeniero D. Pedro de Ribera, natural de Tortosa (Tarragona). (Como anégdota podemos contar que el antiguo puente sobre el Ebro en Tortosa fue obra de un hijo de Pedro de Rivera, también ingeniero).

Uno de esos locomóviles fue bautizado con el nombre de "Castilla".

Estaba propulsado por un gran motor alimentado por carbón y capaz de desarrollar 10 CV. Eran necesarias dos personas para manejar este artilugio.

Según narra la revista "El Museo Universal" de 10 de marzo de 1861, el "Castilla" realizó un viaje desde Valladolid a Madrid por sus propios medios, llevando pasajeros. La distancia era muy respetable para la época. El "Castilla" tuvo un consumo de 47 Kgs/h de carbón. Desarrollaba 10 CV y su velocidad máxima rondaba los 15 Kms/h. velocidad nada despreciable para el peso del Locomóvil, y para el estado de los caminos de la época.

Posteriormente le siguió otro modelo, el "Príncipe de Asturias" que se cree fue muy similar al anterior. También hubo muchos otros intentos en España de construir vehículos a vapor y locomóviles, algunos de ellos interesantes, pero todos necesitaban de un esfuerzo considerable para ser manejados.