ANGLADA (1902 - 1905)



Francisco Anglada y Gallardo era mecánico y trabajaba como maquinista para la central eléctrica del Puerto de Santa María, en Cádiz.

Cierto día de 1896 decide abandonar su trabajo y aventurarse en la construcción de bicicletas, fundando en el mismo Puerto de Santa María la empresa Anglada, e instalando un pequeño taller en su propia casa.

Poco después, con la ayuda de dos socios capitalistas amplió el negocio y es cuando realmente se supone que se dedicó a la fabricación de automóviles. Si bien algunos historiadores establecen como ésta la primera fábrica de España de automóviles producidos con motor de explosión, no se tiene constancia de que comenzara la fabricación de coches hasta 1902, año en el que se anuncian en la Guía Oficial del Puerto de Santa María en los siguientes términos:

"Anglada. Fábrica de bicicletas y automóviles. Taller de maquinarias, construcción de máquinas de vapor, construcción y reparación de toda clase de aparatos industriales y agrícolas. Cerrajería mecánica. Presupuestos a quien lo solicite. Cielos, 30. Puerto de Santa María."

Los automóviles que construían no eran patrones establecidos de antemano, sino que era el cliente quién encargaba el automóvil con las características que él mismo deseaba. Esto representaba un problema y a la vez una ventaja. El precio elevado significaba que estos automóviles sólo pudieron ser comprados por clientes acaudalados, y claro está por miembros de la aristocracia española. Pero al ser fabricados por encargo, cada uno de estos vehículos tenía una exclusividad que los haría únicos.

Construyó varias unidades de automóviles de uno y cuatro cilindros entre 6 y 36 CV, en total 5 motorizaciones distintas que daban buena fe de los ambiciosos proyectos de esta firma.

En 1904 uno de estos vehículos, concretamente un 24 HP, fue adquirido por su majestad el Rey de España D. Alfonso XIII. siendo pues, al parecer, un “ANGLADA”, el primer coche de fabricación española para una persona de Sangre Real.

La fama de estos coches pronto traspaso todas las fronteras siendo adquiridos en toda España, pasando a ser propiedad de altos potentados de Extremadura, Cataluña, Aragón, etc...

La construcción de estos vehículos era del todo artesanal confiada a cuarenta operarios. Sin duda no fue muy rentable ya que a pesar del discreto éxito que tuvieron, a los tres años del comienzo de la fabricación se tuvo que cerrar la empresa por los malos resultados económicos.

Francisco Anglada se fue a trabajar a Córdoba, y finalmente abrió un taller de reparación de automóviles en Madrid, donde murió en 1917 dejando tras de sí una saga familiar de nada menos que 14 hijos.