ABRIL (José Abril Álvarez) (1.951)



Mi interés al publicar esta historia radica más en su valor histórico y su singularidad que en su valor como “marca”, ya que en principio no se puede decir que detrás de esta iniciativa existiera un espíritu comercial propiamente dicho.

Cuando mi gran amigo y colaborador Lluís Pallás me informó de la existencia de un artículo (publicitario y de pago) aparecido en el diario ABC en 1951 en el que se hablaba de este vehículo, decidí inmediatamente que tenía que publicar la historia con el único objetivo de que su recuerdo no se perdiera en el olvido. Para la redacción de los pocos datos existentes me he apoyado en algunos comentarios realizados por el prestigioso periodista Miguel Pascual Laborda recogidos en el foro “camionesclásicos.com”.


El “Abril” es uno de tantos microcoches fabricados en España, producto de la anécdota, del capricho o de la necesidad de sus creadores, cuyas realizaciones muchas veces no llegaban ni a ser matriculadas y cuyo único recuerdo quedaba en la memoria histórica de sus convecinos. Eran vehículos únicos, que existieron en una época en la que España estaba sumida en la miseria y las materias primas brillaban por su ausencia, y que prácticamente siempre se quedaban en la fase de prototipo.

En realidad, el artículo publicitario publicado en ABC, pretendía dar a conocer un pequeño motor diesel de 12 hp (dirigido a motorizar vehículos) fabricado por “Motores Abril”, empresa propiedad de José Abril Álvarez, ubicada en la Alameda de Capuchinos de la ciudad de Murcia, dedicada principalmente a la fabricación de motores industriales.

El teórico artículo estaba construido a modo de entrevista, en la que el periodista Faustino De Angel le hacía una serie de preguntas (preparadas) a Miguel Molina, que por aquel entonces era el representante para la “Región Centro” de la firma “Motores Abril”.

El Sr. Molina describe en la entrevista las características del motor:

  Motor diesel, fundido en aluminio, de arranque en frío, con 4 cilindros de 60 milímetros de diámetro y 80 de recorrido de émbolo, con un desarrollo de 3.000 rpm. Se afirma también en el artículo que existe patente del invento.

José Abril Álvarez, que ya en 1941 había solicitado la patente de un gasógeno en compañía de Ginés José Viudes Vivanco (relacionado con la marca Sadrian, también de Murcia), presentó una serie de patentes entre 1946 y 1951, relacionadas con "mejoras en los motores de aceite pesado", "perfeccionamiento en los motores fijos de explosión", "una nueva suspensión para vehículos" y un "nuevo automóvil".

Se supone que para la presentación en sociedad del motor, “Motores Abril” construyó artesanalmente en sus talleres un bastidor y una carrocería para “vestir” su motor de vehículo motorizado. Ese hecho es el que da sentido a las dos últimas patentes mencionadas.

El Sr. Molina describe más adelante las características del “coche”:

  Capacidad para 4 plazas con una longitud total de 2700 mm y un ancho de vía de 1350 mm, permitiendo una velocidad de 100 km/h. Tracción delantera y frenos hidráulicos a las 4 ruedas.

Como era costumbre en aquella época, y al margen de la “casposa” retórica periodística utilizada, la exageración dominaba el artículo. Las "cuatro plazas" citadas son el máximo exponente (no el único), pues a cada viajero (uno de ellos conductor) le corresponderían apenas 34 centímetros de anchura en el único asiento corrido del que disponía el vehículo.

Palabras textuales de Miguel Pascual Laborda:

  Es curioso que, a pesar de la importancia que se desprende del artículo del ABC, tenían estos talleres de Murcia, no hay mención de ellos (ni como fabricantes, reparadores, importadores...) en los anuarios automovilístas de 1950 y 1952. Aunque todavía queda mucho campo de investigación (eso que frecuentemente se hace con tiempo + dinero), aventuro que el microcoche "Abril" se quedó como ejemplar único. En cualquier caso, "patentar" y "fabricar" no son sinónimos, entre otros motivos por las trabas y cortapisas que frecuentemente emanaban de la dictadura y sus tecnócratas.