AAGLANDER (2.005...)



El ciudadano alemán, Roland Belz, muy aficionado a la equitación y a los coches de caballos, tuvo la idea de fabricar coches “tranquilos” con una estética de lo más retro. Belz estaba muy acostumbrado a circular a velocidades que le permitían disfrutar cómodamente del paisaje.

En enero de 2003 creó su propia compañía, “Aaglander-Manufaktur” dedicada a la fabricación de carruajes de caballos autopropulsados (coches de caballos sin caballos), un medio de transporte que desapareció de la producción industrial hace ya más de un siglo. El primer Aaglander completamente terminado debuto en el Salón de Ginebra de 2005.

El catalogo de modelos de la marca no ofrece muchas opciones para elegir ya que consta de solo dos modelos: un biplaza denominado Duc y una especie de 2+2 que recibe el nombre de Mylord. Ambos están basados en la estructura de un carruaje del siglo XIX, similar al que utilizara Gottlieb Daimler en 1886 para crear su primer “Wagen ohne Pferde” (coche sin caballos). Cabriolets al más puro estilo clásico.

La ausencia de cuadrúpedos que tiren del vehiculo se suple con un motor diesel de tres cilindros y 900 cc de cilindrada que rinde 20 hp a 3.200 rpm y es capaz de desarrollar una velocidad punta de 20 km/h., no obstante, la velocidad de crucero en utilización normal oscila entre los 5 y los 10 km/h.

La detención del vehículo no supone ningún problema gracias a un sistema hidráulico de cuatro frenos de disco, claramente sobredimensionados a la luz de las prestaciones. La ficha técnica renuncia, como es obvio, a las cifras de aceleración, pues carecen de interés. El depósito de combustible tiene capacidad para 38 litros, lo que unido al ritmo del coche hace que la autonomía deje de ser una preocupación.

Las ruedas son de acero y montan neumáticos de goma maciza, aunque simulan perfectamente las llantas de madera de la época. Emplean transmisión continua por cadena y cuentan con diferencial, y la dirección es servoasistida. Los faros funcionan con tecnología actual, aunque por cuestiones de estilo se integran en farolillos de corte histórico. Tampoco faltan intermitentes ni luces de frenada.

Todas las piezas y componentes empleados en su construcción cuentan con certificado de homologación según las normas actuales de fabricación de vehículos destinados al transporte de personas. Ambos modelos se pueden matricular (al menos en Alemania) y pueden circular por las vías públicas, excepto en aquellas donde su exasperante velocidad máxima no lo permita.

No hay duda de que son coches de capricho, y se pagan como tales. El modelo biplaza Duc mide 3,40 metros de largo, con un peso en orden de marcha de 1.050 kilos. El Mylord mide 4,06 metros de largo, con las plazas traseras autorizadas para niños. El pequeño cuesta la friolera de 89.000 euros, mientras que el 2+2 no sale de la fabrica por menos de 99.000 euros.