La carrocería de este coche, tallada en madera y pintada a mano es un claro ejemplo de los primeros coches fúnebres motorizados de los años 1920.

Se trata de una clásica carroza fúnebre “Sayers & Scovill” que era tirada habitualmente por caballos y que más tarde empezó a ser instalada sobre bastidores Ford.

El modelo T de Ford era el coche más versátil de su época. La fiabilidad y las características de este vehículo le permitían cumplir con múltiples funciones. Los bastidores de este coche podían ser adaptados para tareas tanto comerciales como de servicio y particulares. Una de esas facetas fue la de coche de pompas fúnebres.

En 1921 Ford dominaba el mercado. Las ventas alcanzaron las 900.000 unidades y su cuota de mercado era del 61.5 %. El modelo T se vendía en una relación de 10 a 1 con respecto a los demás modelos de 4 ruedas.

A pesar de no construir camiones, Ford vendió 118.583 bastidores de camión para coches de uso profesional como este coche de pompas fúnebres. Coches profesionales, como este, utilizaron unos bastidores más resistentes, de los cuales 23.436 se vendieron al precio de 455 dólares.

Este vehículo de 1921 es, por su diseño, un modelo realmente fascinante porque representa la transición del mundo del carruaje tirado por caballos al futuro mundo motorizado.